Casi diría que estoy feliz. La hora de piano no fue tan tortuosa como se me antojaba. Dios me dio otra oportunidad, pues la canción esa que ni siquiera había tocado está entre las que no llegamos a ver.
Pero como no pueden faltar los problemas en mi vida, tengo que estudiar eso y dos canciones más para el jueves (reitero que estamos a martes) traducido: no tengo mucho tiempo y lo tengo que hacer SÍ O SÍ. Esta vez no voy (o al menos mi vagancia) no va a ser un obstáculo.
CAMBIO DE TEMA
Mi padre y mi madre han enloquecido finalmente. Pues como es sabido, los adolescentes también debemos ayudar con las tareas del hogar. Eso mi madre se lo toma MUY EN SERIO. Porque siempre nos deja una lista con las cosas que tenemos que hacer. Eso es algo muy normal (véase el sarcasmo).
Cuestión de que como últimamente no estamos haciendo nada, bueno, decidieron (mi papá decidió) que si no hacíamos las cosas de la casa se nos empezaban a cortar los beneficios. Y pues hicimos las cosas.
Yo no lo hice precisamente por los beneficios, sino porque tiene razón. Estoy hecha una vaga.
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